Ahora que llegan los cazadores con perro a Season X: Highlanders junto a sus fieles acompañantes peludos, es buen momento para recordar que ha habido millones de soldados similares en la historia.

Y no solo los perros se han unido a las refriegas, también pájaros, ratas, caballos y hasta animales marinos han ayudado a los humanos en las guerras a lo largo de los siglos. Durante la guerra fría (1947-1991), la Armada de los Estados Unidos empleó delfines para buscar submarinos, recuperar objetos perdidos en el mar y despejar minas. También se han usado palomas domesticadas para llevar mensajes a los campos de batalla y gatos para controlar plagas a bordo de los barcos de guerra.

Han echado una mano (o una pata o una aleta) con el transporte, la comunicación y la detección de bombas; han servido como armas y han subido la moral y proporcionado compañía.

Animales de carga

Antes de que los tanques y otros vehículos hicieran su aparición en el campo de batalla, era habitual usar caballos para transportar soldados y mercancías. También tiraban de carros y vagonetas o eran parte de la caballería.

Los caballos fueron utilizados en la Primera Guerra Mundial incluso como ambulancias para los heridos. El libro Caballo de batalla de Michael Morpurgo, publicado en 1982, (y adaptado en el teatro y la gran pantalla) cuenta la historia de uno de estos caballos llamado Joey, vendido a la infantería montada británica durante la Primera Guerra Mundial, cuyo dueño quiere reunirse con él. El libro ilustra que la guerra es infernal tanto para los hombres como para los animales que se ven forzados a formar parte de ella.

Los caballos no fueron los únicos animales usados para el transporte y la carga, también se utilizaron elefantes, camellos y otras criaturas exóticas en primera línea durante los conflictos de la Segunda Guerra Mundial.

Si nos remontamos aún más atrás, a la segunda guerra púnica, (primavera de 218 – 201 a.C.), el general cartaginés Aníbal es célebre por dirigir una tropa de elefantes a través de los Alpes bajo duras condiciones climáticas para usarlos en la batalla del Trebia (que ganó, por cierto).

Cuadro de Adriaen van Nieulan (1624) en el que aparece Mauricio, príncipe de Orange, un famoso criador de caballos

Combatientes peludos

El primer uso de los perros en la guerra data de la antigua Grecia y llega hasta nuestros días. Utilizados para atacar, llevar mensajes, detectar bombas, como centinelas y muchas más cosas, nuestros amigos de cuatro patas sin duda han cambiado el destino de muchos conflictos (y vidas).

Aparte de los cazadores con perro de Conqueror’s Blade, no es raro encontrar en la historia a canes entrenados específicamente para la batalla. Los romanos entrenaron a unos perros conocidos como molosos (una especie de grandes mastines), a los que dieron collares de pinchos y armaduras, y enviaron a la batalla.

Los perretes no son útiles solo por sus fuertes mandíbulas y patas, también servían (y sirven) para subir la moral de los soldados que se enfrentan a los peligros y miserias de la guerra. En la Segunda Guerra Mundial se utilizaron como mascotas para animar las trincheras.

Pero basta de hablar de perros, ¿y los gatos? Los antiguos egipcios adoraban a los gatos (debido en gran parte al dios gato Bastet). Su amor por los felinos los llevó hasta a condenar a muerte a quien hiriese a uno. Durante la batalla de Pelusio (525 a.C.), los ejércitos persas atacantes conocían esta devoción, y el rey Cambises II ordenó a sus tropas que llevasen unos cuantos gatitos con ellos, suponiendo que los defensores egipcios no contratacarían por miedo a hacerles daño. Tenía razón y consiguieron ocupar la ciudad con esta táctica psicológica, que resultó en la primera conquista persa de Egipto.

Perro mensajero con su adiestrador en Francia durante la Primera Guerra Mundial (1918)

Cuando estés con tu mascota, recuerda a los animales que perdieron su vida en la guerra, y mímalo todavía un poco más.