Con sus laderas bañadas por el sol, sus aromáticos olivares y sus asentamientos blanqueados, la pintoresca región de Anadolou se ha convertido recientemente en un destino popular para los señores de la guerra que quieren escapar de las familiares tierras del interior norte. Ya sea para descubrir su historia antigua, hacer un crucero por su ilustre litoral o someter a sus ciudadanos por la fuerza, Anadolou es la escapada perfecta para cualquier hombre o mujer de mundo que se precie.

 

Geografía

Situada en la región más al sur del mundo conocido, Anadolou comparte una gran parte de su frontera norte con Ungverija. Los montes Hajlott y el gran mar de la Tranquilidad la separan de su vecina más próxima. Al este, se alza la Gran cordillera del sur, donde se encuentra el ancestral puerto de montaña que une Anadolou con la tierra de nadie.

A grandes rasgos, la región puede dividirse en tres zonas. El templado norte de la península está separado del resto de Anadolou por el mar Mortengis y el mar de la Tranquilidad. Aquí es donde está ubicada su dinámica capital, Reginópolis, el principal centro comercial, cultural y de conquistas de la región.

 

 

Al sur, más allá de los estrechos cristalinos, están las llanuras centrales, la zona más poblada de la región, donde se encuentran las ciudades de Anagoncli, Bassidina y Ankuros. El monte Terrafo domina las ricas tierras de cultivos del este, que crecen rodeados por una cadena montañosa que se extiende desde el Sedi Massif hacia el mar abierto.

Por último, en el extremo sur, encontraréis una vasta extensión de suelos ricos en minerales y frondosos bosques que contiene uno de las ruinas de asentamientos más antiguas de la región y abarca desde Altina, en el sur, hasta la pintoresca ciudad de Axiopa (asediada a menudo) en las orillas del lago Geropot, famoso por su producción de agua fresca.

 

Cómo llegar hasta allí

Anadolou ha estado bloqueada muchos años a petición de los señores de la guerra del lugar, pero acaba de abrir sus fronteras a los extranjeros. Actualmente hay dos rutas hacia la región: a lo largo del paso de Isteni, que une la ciudad fronteriza de Epidunta con Imre Kastély en Ungverija, y la peligrosa ruta que va desde Fossatum, al este, hasta Segnia, al sur de la tierra de nadie. Hablad con el guardia empyreo para que os acompañe al otro lado de la frontera.

 

HISTORIA

A pesar de estar aislada del resto del mundo, la historia de Anadolou está increíblemente bien documentada gracias al infatigable trabajo que desempeñan los académicos en las grandes bibliotecas de Reginópolis y Scythias. Hace poco se descubrieron textos de las batallas épicas acontecidas a raíz del intento del antiguo reino de Empyros por reunificar Anadolou, lucha que lideró la Hermandad Simaquía contra los sicanios que dominasen un día la región.

En tiempos más modernos, el autoproclamado emperador de Anadolou, el sultán Fatih Suleyman IV, marchó con seguridad hacia Reginópolis dando por sentado que los sicanios serían débiles y estarían desorganizados. Sus creativos ataques a la ciudad por mar y tierra fracasaron y permitieron a los líderes menos conservadores tomar el poder y hacer cambios en la región para abrirla a los extranjeros.

 

Desplazamientos

Los caminos que unen las diferentes aldeas, fortalezas y ciudades de Anadolou están tan transitados como los de cualquier otra región, y por tanto tienen las mismas probabilidades de albergar forajidos y rebeldes. Los visitantes deben llevar consigo los medios para defenderse de cualquier tipo de encuentro no deseado de tanto en tanto... o pagarán el precio.

Un modo de transporte único en la región son los barcos que llevan a las tropas y las mercancías de puerto en puerto por la costa. Ya viajéis solos o con un ejército, tendréis que reservar un pasaje para cruzar el mar más allá de Reginópolis o visitar la bella ciudad de Asterionpolis, al oeste de la pequeña isla de Malta.

En líneas generales, hay dos tipos de puertos, los pesqueros y los comerciales. Ambos tienen la capacidad de transportar a un ejército bien provisto a un destino cercano, pero podréis comprobar que los pesqueros son poco aptos para la logística militar y menos fiables que los barcos de mercancías. Desembarcar en un puerto pesquero no será gran problema si venís de un puerto comercial, pero si zarpáis desde un puerto pesquero solo podréis dirigiros a otro. Además, vuestros objetos pueden perderse en el camino y los equipos de las unidades pueden resultar dañados. Eso convierte a los puertos comerciales en ubicaciones importantes a nivel estratégico (así como las ciudades a su servicio). Así que si pretendéis librar una guerra con éxito, tener acceso a los puertos comerciales es esencial.

 

Lugares para ver

Isla de Malta
Malta protege las rutas comerciales que atraviesan el estrecho de Mortengis y es una escala efectiva desde la que partir hacia los puertos de Tranquilidad y Phoenike en el sur.

Lago Cromulento

La colina este del Altina ofrece una vista impresionante de las tierras bajas que rodean el lago Cromulento y conducen a las tierras de Rubusta y Oyaniva, ricas en recursos. Por desgracia, los rebeldes locales no ven con buenos ojos a los turistas.

Lago Geropot

Las tribus que marchen impacientes hacia el sur desde Segnia apenas se fijarán, pero para el explorador casual, los asentamientos que pueblan el lago Geropot con la gran cumbre del Terrafo al fondo, son un agradable oasis de belleza y tranquilidad.

Scythias

Entre ellos se encuentran los feudos iconios de Marceraota, Catassu y Scythias (sin olvidar las fortalezas de Hypate y Thrasarichu), que forman un círculo de tierras tan ricas en recursos que provocarían la misma envidia a cualquier ejército que la conquista de Reginópolis.   

Reginopolis

Ir a Anadolou y no incluir Reginópolis en el itinerario sería un gran error. Tan vasta y opulenta como Ciudad de Conquistadores, Reginópolis es igual de abrumadora para los que intentan entender su historia como para los que quieren formar parte de ella en el futuro. Como en tantas ciudades, tened cuidado con los borrachines que intentan impresionar al alguacil batiéndose en duelo.