Puede que la leyenda artúrica esté repleta de inspiradoras historias heroicas, desde la lucha contra dragones y demonios hasta la noble búsqueda del Santo Grial, pero ¿sabías que también está llena de romances?

De hecho, las historias de amor medievales eran tan populares que dieron origen a un género muy extendido, los romances artúricos. Vamos a conocer a algunas de las parejas más apasionadas de la leyenda para celebrar el Día de San Valentín.

Alerta spoiler: su amor es como el de Romeo y Julieta, y sus finales también...

¿No es romántico?

El género del romance artúrico se desarrolló en la Edad Media y suele consistir en una historia de aventuras protagonizada por un interés amoroso, a menudo asociado a la tradición del amor cortés de la época. A diferencia del romance tradicional, no se tratan solo de historias de amor, sino de historias de héroes nobles centradas en el honor y el valor, con el amor como trama secundaria.

Los cuentos que incluían las misiones de los caballeros errantes podían categorizarse muchas veces como romances artúricos, ya que buscaban justicia a cambio del favor de la dama de sus sueños.

Las parejas más monas

Hay un montón de ejemplos de dúos románticos en la leyenda artúrica que definitivamente fueron alcanzado por las flechas de Cupido y, a menudo, asesinados por ellas también. Una de estas apasionadas parejas fue la de Tristán e Isolda. Su historia incluye un trágico triángulo amoroso que pasó a la historia. Tristán era uno de los caballeros de la Mesa Redonda y recibió el encargo de viajar hasta Irlanda para traer de vuelta a la novia de Marcos, quien no era otra que Isolda.

En el camino de vuelta, ambos bebieron una poción de amor (algunas versiones describen este acto como accidental) y se enamoraron perdidamente el uno del otro. Isolda aún tenía que casarse con Marcos para lograr la paz entre Irlanda y Cornualles, por lo que Tristán e Isolda iniciaron un romance adúltero. Al final, los dos no acabaron juntos, y la historia terminó en tragedia.

Tristán e Isolda por Rogelio de Egusquiza (1896)

Todos conocemos a Merlín por sus habilidades mágicas y míticas, y por su amistad con el rey Arturo, de quien era consejero de confianza. Sin embargo, incluso con sus vastos conocimientos, no era insensible al amor. Nimue y Merlín fueron otra pareja romántica artúrica, y aunque hay muchas versiones de la historia, nos centraremos en una de ellas. Se creía que Nimue era la Dama del Lago, un título utilizado para describir a las hadas hechiceras de la leyenda artúrica. En este relato, Nimue utiliza su belleza para seducir a Merlín y conseguir que le proporcione sus conocimientos mágicos, mientras se mantiene a salvo de un hombre mucho mayor que ella.

Cuando Merlín conoció a Nimue, esta solo tenía 16 años, y se enamoró de ella a primera vista. Aceptó acompañar a Merlín en un viaje a cambio de aprender magia, y mientras viajaban juntos empezó a temer que utilizara sus habilidades para hechizarla y hacer que se acostase con él. Merlín, como profeta y vidente, predijo su propia muerte, pero fue incapaz de detenerla porque estaba perdidamente enamorado de Nimue.

Por último, llegamos a la que probablemente es la pareja artúrica más famosa, o quizá deberíamos decir trío: Arturo, Ginebra y Lancelot. Lancelot fue uno de los más grandes caballeros de la Mesa Redonda del rey Arturo, pero cometió el error fatal de enamorarse de la reina Ginebra. El amor era correspondido e iniciaron un tórrido romance, que condujo indirectamente a la caída tanto de Arturo como de su reino. Existen muchas versiones de esta historia, pero en ninguna de ellas terminan juntos, a veces debido a la culpa por la traición, que los mantiene separados incluso después de la muerte de Arturo, convirtiéndolos en la pareja trágica del romance artúrico por excelencia.

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