Las historias de vikingos surcando los mares para asaltar pueblos costeros desprevenidos pueblan la historia como sus barcos poblaban las aguas europeas, pero ¿por qué escogieron los nórdicos este tipo de conflictos?

En resumen, las batallas de tierra no eran «lo suyo». Preferían saquear, invadir y atacar en barco por varias razones.

El barco vikingo

Los barcos eran un elemento clave de la cultura y el combate vikingos, y les permitían atacar las costas con facilidad y eficacia o navegar río arriba hasta penetrar en el interior. Gracias a esta movilidad y a sus habilidades de navegación, podían plantarse en cualquier parte, algo que aterrorizaba a las comunidades de toda Europa.

Estos barcos largos y estrechos estaban hechos de tablones de madera superpuestos clavados entre sí. Para evitar que se colase el agua dentro, ponían musgo, piel animal o lana mezclada con alquitrán entre los maderos. Escandinavia era densamente boscosa y encontrar madera era bastante fácil, aunque la madera ideal, el roble, no existía en la parte norte de la región, por lo que usaban pino. Los artesanos fabricaban los tablones partiendo troncos con la forma deseada y los remachaban con hierro.

La incorporación de velas y remos a los barcos mejoraron su velocidad y maniobrabilidad, lo que les dio ventaja sobre otras embarcaciones de la época y les permitió resistir las peores tormentas.

Un barco vikingo siendo reconstruido en el astillero de Roskilde, Dinamarca (2003)

Tácticas nórdicas

Las primeras incursiones vikingas de las que hay constancia, como el ataque a Lindisfarne el 793 d.C., eran ofensivas relativamente pequeñas en las que un grupo irrumpía en monasterios o en pueblos costeros para luego irse rápidamente. Estos grupos anclaban sus barcos en las puertas de la población que querían atacar, saqueaban todo lo valioso que encontraban y se marchaban antes de que los habitantes pudiesen reunirse para contraatacar.

Al principio se creía que su principal motivación era religiosa, ya que destruían monasterios y los monjes pensaban que era un castigo de Dios. Pero los vikingos no tenían ninguna inclinación en este sentido. Ellos eran felices saqueando lugares, fuesen sagrados o no.

Combate costero 

Sabemos cómo llegaban los vikingos a los sitios que asaltaban, pero no se sabe mucho de cómo luchaban una vez en tierra.

La mayoría de las batallas las libraban en el mar con tácticas tan sencillas como confusas. Su falta de cohesión y organización confundía a sus enemigos. Los vikingos nunca intentaban destruir los barcos, se subían a ellos e intentaban hacerse con el control, una táctica no muy extendida por aquel entonces.

Las batallas marítimas de los vikingos se libraban en apacibles ubicaciones costeras o desembocaduras de ríos, por lo que sus tácticas eran radicalmente diferentes a las de otras batallas navales, con catapultas y embestidas. Los vikingos amarraban sus barcos al de sus enemigos para formar un muro que sus oponentes intentaban romper. Cuando finalmente tomaban el barco, lo soltaban para que se alejase a la deriva. Si uno de los bandos conseguía matar a los remeros o romper los remos, la imposibilidad de maniobrar ponía fin a la batalla.

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