A medida que avanza la civilización, vamos dando por sentadas algunas cosas, como la higiene personal, y creemos que las antiguas culturas no eran muy propensas a bañarse. Pero nada más lejos de la realidad. Una de las más conocidas y populares, la de los vikingos, era increíblemente limpia.

Incluso más que el resto de europeos de la época, los vikingos se enorgullecían de mantener las apariencias... literalmente. Se preocupaban por estar siempre limpios casi como si de un ritual se tratase.

Vamos a ver como conseguían estar los escandinavos limpios como una patena.

Vikingos al agua

Al parecer, los vikingos se bañaban al menos una vez a la semana, lo que superaba con creces la higiene media europea. Además, se bañaban siempre el mismo día, el sábado. La palabra islandesa para el sábado es «laugardagur» (día del baño), que tiene su equivalente en otras colonias vikingas: «lørdag» en danés, «lördag» en sueco y «lauantai» en finés.

Solían bañarse desnudos en fuentes termales naturales o zambullirse en ríos helados (dependiendo de la época del año) y hasta iban a baños públicos con agua caliente. Aunque no había electricidad ni gas cuando los vikingos andaban por el mundo, podían ajustar la temperatura del agua con tuberías de agua fría y caliente que salían de las fuentes termales cercanas, como las que tenía el famoso vikingo Snorri Sturluson en su granja de Reykholt, Islandia, en torno al 1210 D.C.

Más limpio que un vikingo

Tanto a hombres como a mujeres les interesaba la higiene personal, que iba más allá del baño semanal. Los vikingos se cepillaban el pelo, se cambiaban de ropa y se lavaban la cara, las manos y el pelo todas las mañanas. Los hombres se recortaban y atusaban la barba como símbolo de masculinidad, y a menudo eran enterrados junto a sus peines.

En las excavaciones arqueológicas se han encontrado peines, pinzas, cuchillas y palillos de dientes. Solían hacerlas con huesos o cuernos de animales y, de hecho, son los objetos que más suelen encontrarse en los antiguos asentamientos, nada de espadas o hachas, si es lo que esperabas.

Hasta un verso del poema vikingo Reginsmol dice que «peinado y lavado debe ir el hombre sabio».


Un peine vikingo hecho de hueso en la exposición «We Call Them Vikings» del Museo de Antigüedades Nacionales de Suecia.

Sonríe como un vikingo

Además de los hábitos de baño y cepillado, parece que los vikingos también cuidaban su higiene dental. Muchos de los esqueletos vikingos desenterrados tenían una dentadura en un sorprendente buen estado según los parámetros actuales. Los historiadores creen que usaban ramitas para hacer rústicos cepillos de dientes y conservar la blancura de sus dientes, además de llevar una dieta baja en azúcar.

Aunque a algunos de los cráneos vikingos encontrados les falten dientes, probablemente se deba a su intenso estilo de vida y las batallas a las que se enfrentaban, más que a una higiene dental pobre.

Esto se va, esto se queda

Ya hemos visto que los vikingos estaban obsesionados con la higiene, ¿pero lo aplicaban también a las letrinas? Existen pruebas de que los vikingos usaban musgo como papel higiénico e incluso utilizaban lo que expulsaban para usarlo en otro momento.

Recogían los hongos de la leña y los hervían en orina durante varios días antes de que se convirtiese en una especie de fieltro. El nitrato de sodio de la urina hacía que el fieltro ardiese y que el fuego de los vikingos durase más para poder desplazar las fuentes de luz y calor.

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