Igual que la gente del Pays-de-la-Gloire se defiende de los ataques de los loegrianos en Conqueror’s Blade: Paragons, así se defendieron los franceses de los ingleses y su ambición por subir al trono en la guerra de los Cien Años (1337–1453). La guerra duró 116 años, más de lo que su nombre indica, y en ella se libraron 60 batallas en las que perdieron la vida alrededor de tres millones de personas.

Algunas batallas fueron más decisivas que otras para el desenlace de la guerra y los acontecimientos que la siguieron. Venciese el bando que venciese en cada enfrentamiento, todos jugaron un papel importante en el éxito final de Francia.

Batalla de Sluys (24 de junio de 1340)

La batalla naval de Sluys marcó el comienzo de la guerra de los Cien Años y fue propiciada por el rey Eduardo III de Inglaterra. Esta batalla se libró en el mar, en la costa de Flandes, un concepto sin tradición en la guerra medieval. Aunque Francia partía con ventaja con más de 200 barcos, muchos más que sus oponentes, fueron superados por ellos, lo que resulto en la toma y destrucción de la flota francesa. Más de 10 000 soldados franceses fueron heridos o asesinados, frente a los pocos cientos de bajas inglesas.

Este combate anuló todo el poderío naval que pudiera tener la marina inglesa y permitió al ejército de Eduardo llegar fácilmente a tierra firme y preparar el escenario de la lucha.

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Batalla de Morlaix (30 de septiembre de 1342)

La batalla de Morlaix fue la primera batalla en tierra de la guerra de los Cien Años y tuvo lugar en Bretaña. El potente ejército francés avanzó hasta Morlaix para mitigar el asedio de la ciudad por parte de los ingleses, sólidamente protegidos.

A pesar de sufrir un gran número de bajas, las tropa de campesinos y caballeros consiguieron hacer que los ingleses se retirasen a los bosques cercanos. Aunque fue una de las primeras retiradas tácticas registradas en la guerra medieval, los ingleses acabaron perdiendo la batalla.

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Batalla de Crécy (26 de agosto de 1346)

Más de 14 000 soldados atracaron en las costas de Normandía el 12 de julio de 1346, y al saber que el rey Felipe VI atacaría, Eduardo III detuvo a sus tropas y se preparó para hacer una incursión en Crécy.

Esta batalla fue tan letal como decisiva, ya que el ejército inglés diezmó las tropas inglesas con el arco largo, de mayor alcance y menor tiempo de recarga. Aunque Felipe escapó prácticamente ileso, su ejército fue esquilmado y perdió la batalla.

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Batalla de Poitiers (19 de septiembre de 1356)

Tras su apabullante victoria en Crécy, el ejército inglés se sintió confiado y sediento de sangre. Atacaron pueblos franceses en un esfuerzo por volver a los campesinos contra el nuevo rey francés, Juan II, en asaltos liderados por el Príncipe Negro, hijo de Eduardo III. Al igual que en Crécy, muchos veteranos de la batalla anterior utilizaron miles de arcos largos.

El ejército de Juan II persiguió al inglés y lo alcanzó en Poitiers, donde se desarrolló una batalla que los franceses estaban listos para ganar. Las tropas francesas superaban en número a las inglesas, pero acabaron cayendo frente a sus arcos. Juan segundo fue capturado e Inglaterra volvió a ganar.Victoria:Inglaterra

 

«Batalla de Poitiers», por Eugène Delacroix (c. 1829-30)

Batalla de Azincourt (25 de octubre de 1415)

Después de Poitiers tuvieron lugar una docena de batallas, pero ninguna tan crucial como la de Azincourt. El rey Enrique V ocupaba el trono de Inglaterra y ordenó un avance tras una fuerte tormenta respaldándose en la teoría de que el rey francés era un enfermo mental y no podría resistir el ataque. Los franceses fueron eclipsados una vez más por las tropas inglesas, que los doblaban en número, pero de nuevo los arqueros se encargaron de eliminar a 6000 soldados galos. 

Inmortalizada por Shakespeare en Enrique V, la batalla de Azincourt resultó en otro inesperado triunfo para Inglaterra.

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La batalla de Azincourt por Enguerrand de Monstrelet (c. 1495)

Sitio de Orleans (12 de octubre de 1428 - 8 de mayo de 1429)

La suerte de Francia comenzó a cambiar en 1428, cuando salió a escena la heroína Juana de Arco. Esta supuestamente divina adolescente dirigió con valor el ejército que le cedió el príncipe francés Carlos VII para acabar con el asedio de Orleans.

Juana supuso una motivación inigualable para el ejército. No pocos creen que fue la principal responsable de la victoria francesa. La retirada de las tropas inglesas de la emblemática ciudad supuso el principio del fin de las aspiraciones inglesas de conquista.

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Batalla de Castillon (17 de julio de 1453)

Considerada por muchos la batalla que marcó el fin de la guerra de los Cien Años, Castillon fue una pérdida devastadora para Inglaterra. Enrique VI perdió la mayoría de los territorios conquistados por Enrique V, y su intento por recuperarlos acarreó un fatídico número de bajas.

En comandante inglés John Talbot, I conde de Shrewsbury, lideró una emboscada tras conocer de boca de un explorador que el ejército francés se estaba retirando. 4000
soldados ingleses fueron abatidos por flechas y cañones frente a las 100 bajas francesas. Esta batalla fue la primera en la que se utilizó artillería.

Cuando los franceses forzaron la retirada de los ingleses, la guerra de los Cien Años llegó a su fin y Francia se coronó como vencedora.

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