En el 1270 d.C., en una ciudad llamada Paisley, al norte de Escocia, nacía un muchacho cuyos primeros gritos habrían de convertirse en gritos de libertad por su pueblo. Sir William Wallace, como pronto se conocería, es un icono de la historia escocesa y ha sido inmortalizado tanto en la historia como en la cultura popular (Braveheart, claro).

Al igual que luchan los clanes de las Tierras Altas de Conqueror’s Blade por la liberación del yugo loegrio, lo hicieron los escoceses contra los ingleses, que veían las tierras del norte como un estado feudal y no como un país soberano por derecho propio. A principios del s. XIII, Escocia disfrutaba de un periodo de paz y prosperidad. La prematura muerte del rey Alejandro III causó un gran revuelo y echó por tierra la estabilidad llevándolos casi a una guerra civil.

El rey Eduardo I de Inglaterra, en su intento por debilitar a los potenciales herederos al trono, ordenó a sus tropas que asaltasen Berwick-Upon-Tweed (la batalla de Halidon Hill), en la que los escoceses fuero estrepitosamente derrotados. Eso marcó el principio de la Primera Guerra de Independencia de Escocia (1296 d.C.).

Estatua de William Wallace de Escocia en Druid Hill Park, Baltimore

Aunque se desconoce la experiencia militar de William Wallace en su mayor parte, seguramente fue amplia (y exitosa) a juzgar por el papel que jugó liderando a las tropas escocesas durante esta guerra. Parecía hacer posible lo imposible con su entusiasmo. Un ejemplo sería la batalla de Stirling Bridge (11 de septiembre de 1297), en la que consiguió ganar con un ejército mucho más reducido que el inglés y que le valió la condecoración de Guardián del Reino de Escocia y el rango de caballero por su valiente actitud y su dotes de liderazgo.

Se llevaron a cabo muchas más operaciones en incursiones militares bajo el resuelto mando de Wallace, que se las ingenió para evitar ser capturado por el rey Eduardo y los ingleses hasta 1305, año en el que fue traicionado por John de Menteith. El caballero escocés lo entregó a los soldados ingleses que lo ejecutaron brutalmente por traición.

«No he podido traicionar al rey Eduardo porque nunca he sido su súbdito».

  • Sir William Wallace sobre su condena

Aunque William Wallace dejase el peso de la lucha por la libertad (y la victoria final) a su sucesor Robert the Bruce, sigue siendo un símbolo del espíritu y la resiliencia escocesa, además de un icono de la libertad de todos los tiempos. ¡Por la libertad!